Red alert
Red alert | Israel 2025 | Keshet 12, 4x45' ★★☆☆☆
Creada por Lior Chefetz, Ruth Efroni | Dirigida por Lior Chefetz
Dos miniseries sobre el ataque terrorista del 7 de octubre de 2023, perpetrado por Hamás contra Israel, se han estrenado en Estados Unidos cuando se ha cumplido el segundo aniversario: Un día de octubre (HBO Max, 2024), que se estrenó en Israel el año pasado, cuenta en siete episodios distintas historias de supervivientes del atentado, mientras que Red alert (Keshet 12, 2025) ha encontrado el apoyo de Paramount+ para su distribución internacional. El nuevo dueño de la compañía, David Ellison, y su padre, el multimillonario Larry Ellison, tienen una relación estrecha con Benjamin Netanyahu: el primero apareció en unos correos electrónicos filtrados, como coordinador junto a un general israelí de una campaña de sabotaje cibernético para contrarrestar las críticas internacionales contra Israel, y recientemente nombró a Bari Weiss, autoproclamada “fanática sionista”, como editora jefe de CBS News. No es extraño por tanto que David Ellison haya recomendado en sus redes sociales esta serie como de visionado obligatorio. Otro nombre de Hollywood vinculado a ella es Lawrence Bender, productor de todas las películas de Quentin Tarantino, desde Reservoir dogs (1992) hasta Malditos bastardos (2009), que aparece como productor ejecutivo. Curiosamente, donde peor ha sido recibida Red alert ha sido en la propia Israel, con familiares de víctimas del atentado firmando un comunicado para pedir la cancelación de su emisión, que no consiguió su objetivo, y críticas en medios de comunicación como Ynet Global que se preguntan “¿Qué sentido tiene reabrir una herida abierta con una serie que gira en torno a un detonante sin fin, cuando el Estado de Israel sigue hundido en el fango de Gaza?“. Para la serie, Gaza es un horizonte lejano carente de humanidad, un lugar que provoca temor en los niños. En la escena inicial del episodio 6:29 AM (T1E1), la joven Yaeli (Libi Atia) pregunta a su padre Ohad (Miki Leon): “¿Has estado alguna vez allí?“, a lo que él responde que solía ir cuando niño. “¿Y no tenías miedo?“, vuelve a preguntar. Ellos viven en el kibutz Nir Oz, un asentamiento de agricultores judíos que nació en 1955, situado a dos kilómetros y medio de la franja de Gaza, y uno de los que sufrieron las peores consecuencias del ataque que inició Hamás a las 6:30 de la mañana. Cada episodio de la serie hace referencia a una hora concreta de aquel fatídico día. La familia de Ohad también está compuesta por su esposa Batsheva Yahalomi (Rotem Sela) y dos hijos más, que se esconden en la habitación del pánico cuando suenan las primeras alarmas, sin saber que acabará siendo una trampa mortal. La intención del creador y director de la serie, Lior Chefetz (1976, Israel), que ha trabajado como guionista en series como Los policías (Filmin, 2021-2023), es la de ofrecer una perspectiva de héroes anónimos, al margen de los soldados que han sido ampliamente reconocidos y paseados por los medios de comunicación israelíes, y de hecho muestra al final de los episodios las imágenes de los protagonistas reales de las cuatro historias que cuenta, y en los créditos del último episodio, 12:15 AM (T1E4) el destino de estos supervivientes, aunque esa mirada hacia el presente evita cualquier referencia a la destrucción absoluta de la Franja de Gaza.
En un ejercicio de equilibrio narrativo que suena hipócrita, uno de los protagonistas es Ayoub (Hisham Sulliman), un gazatí residente en Israel que no puede obtener documentos de identidad legales (una leve crítica a la falta de reconocimiento de los árabes que están integrados en la sociedad israelí), quien lleva a su esposa Noor (Anat Hadid) al trabajo, pero en el cruce de Ma’On su coche acaba siendo interceptado por un grupo terrorista que les dispara, matándola a ella y a dos trabajadores, mientras Ayoub se esconde con su bebé. El excelente actor árabe-israelí Hisham Sulliman aparece también en Un día de octubre y protagoniza el intenso thriller Band of spies (Yes tv, 2025), que se está emitiendo actualmente, sobre la caza de miembros del grupo terrorista palestino Septiembre Negro por parte de agentes del Mossad, tras el secuestro de los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972. El actor aporta humanidad a un personaje que tiene poco que ofrecer más que ser la representación del árabe bueno, el vecino domesticado que acepta la convivencia con Israel bajo las condiciones que ésta impone. En un pueblo cercano, Tali Hadad (Sarit Vino-Elad) y sus hijos adultos también se refugian cuando suenan las alarmas, pero su hijo Itamar (Nevo Katan), que es soldado del IDF, decide coger su arma para colaborar en la defensa de los ataques terroristas. En contra de los consejos de todos, Tali decide ir a buscarlo, y acaba formando parte del transporte de heridos hacia los hospitales. Y la última de las cuatro historias que se entrelazan a lo largo de los episodios, es la de una pareja: Kobi Vaknin (Israel Atias), el jefe de un equipo antiterrorista que acude al rescate de su esposa Nofar Vaknin (Chen Amsalem), una sargento de policía que es miembro del grupo de seguridad en el festival de música Nova, donde se produjeron numerosas víctimas. Ella misma acaba siendo herida y junto a su compañera Liat Zvieli (Rotem Abuhav), se esconde mientras espera el rescate del ejército. Es en algunas escenas en las que surge el carácter propagandístico de la serie, como cuando Nofar saca una bala de su pistola en el episodio 10:14 AM (T1E3), diciéndole a Liat: “No iré con ellos. Pueden llevarse mi cadáver si quieren, pero no iré a Gaza. La última bala es para mí“. Esté o no basado en la realidad, transmitir la idea de que un héroe es aquel que no permite que le hagan prisionero, es una clara falta de respeto hacia los israelíes que fueron secuestrados por los terroristas de Hamás, como si dejarse atrapar fuera un acto de cobardía.
Algunos espectadores israelíes se han quejado de que Red alert es demasiado blanda en la representación de la crueldad y la brutalidad del ataque de Hamás, que incluso grabó imágenes en video sobre sus asesinatos. Israel ha utilizado en numerosas ocasiones estas imágenes como elemento propagandístico para justificar el genocidio en Gaza: realizando proyecciones para los periodistas de un montaje titulado Testimonio de la Masacre del 7 de octubre, mostrándoselas a los detenidos de las flotillas de solidaridad o cuando Benjamin Netanyahu llevaba en su solapa un pin, durante su intervención en las Naciones Unidas, con un código de barras que si se escaneaba dirigía directamente a los videos del horror grabados por Hamás. Red alert también pretende que no quede en el olvido la terrible matanza del 7 de octubre, y efectivamente no es tan explícita como podría ser, posiblemente para llegar a un público más amplio. De hecho, muchas de las escenas de acción se parecen a imágenes de un videojuego, cuando una cámara molestamente temblorosa acompaña a los soldados israelíes en sus incursiones contra los terroristas. Pero, aunque basándose en historias reales y utilizando seudónimos ficticios para algunos protagonistas que no quieren ser reconocidos, Red alert cae en los retratos estereotipados: la policía valiente, la madre entregada a la búsqueda de su hijo, el padre que protege a su bebé, mientras los terroristas aparecen sin rostro, y solo se les otorgan algunas líneas de diálogo cuando secuestran a la familia de Batsheva. Hay una leve referencia a la intervención tardía del ejército israelí, una de las controversias que la IDF y el gobierno de Netanyahu todavía no han explicado de forma satisfactoria, pero lo suficientemente sutil como para que no moleste demasiado. Es legítimo recordar la crueldad de un atentado que provocó la muerte de 1.179 personas, de las cuales 825 fueron civiles, además de 251 secuestrados, según se indica al final de la serie. Pero al elevar esta representación a un plano público, es necesario colocarla dentro de un contexto, en el que también hay que recordar que desde el 8 de octubre de 2023 han muerto más de 68.000 palestinos, entre ellos más de un centenar después de la firma del alto el fuego.


